Y entonces ¡ME DISTE!
me diste en el punto más débil de mi cuerpo.
Mi ego.
...
Que maligna esa forma tuya de ilusionarme, de besarme, de tomarme y después de esfumarte como el humo de un cigarro que se consume en el tecleo de una máquina de texto a través del tiempo.
¡Que ironía que sea con él y no con ella! Me fallaste.
Me dolió...
No más palabras para ti. No más confusión en mi. Gracias... de algún modo, me rescatas de "Un abismo de dudas y certezas..." mi amor....
Hasta pronto, Trujillo.
-karmenRiv
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